
Una de las mayores dificultades de la guerra del Chaco fue la escasez de agua. Los pozos de agua fueron fuertemente protegidos por ambas partes. También se levantaron fortines de abastecimiento como el fortín Yrendagué, que era uno de los principales para los bolivianos. Esta falta tan aguda de abastecimientos fue la mayor causa de muertes en la guerra, junto con las terribles enfermedades que se tuvieron que soportar por el consumo de alimentos y bebidas insalubres. Cuando los bolivianos al fin ejecutaban la retirada a su país, por falta de abastecimientos, se encontraron rutas de su escape donde a cada diez metros yacía un boliviano muerto, vencido por la sed y la fatiga. Nuestro ejército, como ya se mencionó antes, estaba en desventaja en equipamiento y tecnología, por lo tanto tuvieron que usar su ingenio para desarrollar nuevas armas.

Hubo batallas donde cada ejército cavaba trincheras en su campamento, y se instalaba ahí, esperando día tras día que el enemigo reaccione o desarrolle un plan. Por falta de buen equipamiento, nuestras tropas no podían colapsar la base del enemigo, y tuvieron que esperar a que reaccionase. En cuanto el enemigo emprendía alguna retirada, es cuando los paraguayos más aprovechaban para doblegarlos.
Había ocasiones en las que nuestros soldados podían pasar varios días sin entrar en acción militar alguna. Esto podía causar aburrimiento en filas paraguayas. Se sabe que en muchos casos, mientras los combatientes esperaban, "mataban" el tiempo con el famoso juego que ellos mismos inventaron, denominado "Curumbe-i". Era una especie de honda lanza-granadas que causaba estragos psicológicos al enemigo. Esta honda gigante consistía de dos postes, y estaba hecha de cuero vacuno con goma de cámaras viejas.

El frente de batalla tuvo que soportar la escasez de equipamiento como artillería, y algo tan fundamental como la falta de comida. Uno de los hechos que alarmaba y preocupaba a los defensores bolivianos obligándoles a abrir barreras de fuego, y hasta poner a prueba sus morteros, se producía por el ruido en el frente paraguayo todas las mañanas a la hora del desayuno. El ruido era causado por la misma comida del desayuno que era de mala calidad. Este consistía en cocido, y unas increíblemente duras galletas. En aquel entonces, debido principalmente a la guerra, no se producía harina en el país. El gobierno paraguayo tenía que importarla, y a las galletas destinadas al consumo del ejército se les agregaba un gran porcentaje de almidón de mandioca haciendo que la galleta fuera muy dura, pero más barata. Estas "galletas adulteradas" causaban un ruidoso "piqui-piqui" al chocar el metal de la cuchara contra la galleta para quebrantarla. Como los bolivianos de esto nada sabían, y no podían interpretar el sonido, los empujaba a tomar medidas drásticas como la de salir a defenderse....de las "galletas asesinas".

Una de las batallas decisivas de la guerra del Chaco ocurrió cuando el segundo cuerpo del ejército paraguayo se instaló junto al preciado fortín Yrendagué. El fortín era importante por su abundancia de pozos de agua, y la cantidad de víveres que había adentro. Éste sin dudas era uno de los puestos de abastecimiento más importantes para el ejército boliviano. El segundo cuerpo de nuestro ejército se hallaba atrapado junto al fortín por fuerzas enemigas después de una incansable marcha, y estaban consumidos por la sed después de un ataque fallido al fortín. En su desesperación, tomaron la arriesgada misión de cortar los cables de teléfono y de telegrama del fortín para así quitarle la comunicación boliviana con otros dos fortines cercanos de los cuales dependían mucho. La misión fue cumplida rápidamente, desmoralizando al enemigo. Poco después de que se cumpliera la misión, un incendio en la sala de artillería del enemigo hizo estallar varios instrumentos. Las fuertes explosiones dieron la sensación de un bombardeo a gran escala. Los bolivianos pensaron erróneamente que el fuerte estaba rodeado por fuerzas superiores, y decidieron huir del fortín dejándolo a disposición de nuestro batido ejército.

La guerra del Chaco fue uno de los eventos más significativos de nuestra historia. Los paraguayos triunfamos sobre un enemigo superior en casi todo, menos en la viveza en momentos cruciales. Este evento demostró lo que somos capaces de hacer, y fue una clara evidencia de la determinación férrea de nuestra gente. Sin embargo no debemos olvidar que la misma dejó muchas cicatrices en nuestro país, ya sea por el número de muertos en la guerra, o el golpe económico que causó. De esta guerra aprendimos qué somos capaces de hacer por nuestro país, así como los horrores que puede causar una contienda bélica. Alentamos esperanzas de que sucesos de luto como este nunca se repitan.
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